Pues
parece que me ha dado por brindar.
Aunque,
¿A quién no, verdad?
Copa
que pillamos, copa con la que brindamos. Arriba, abajo, al centro y
"pa" dentro. Mirando a los ojos, apoyando y arrastrando. A prueba de
graciosos. A voz en grito "¡¿Por qué brindamos?!" Por enésima vez.
Se
trata un poco de eso en estas fechas.
De desear.
De ansiar. De soñar. De esperar.
Y como
la imaginación no conoce límites, en esta sorprendentemente luminosa tarde de
diciembre, he pensado en reflexionar sobre lo que ha sido y será. Sobre lo que
vendrá.
Lo
venidero, o, al menos, lo que mis anhelos me llevan a imaginar como tal.
Brindemos
por ello.
Por
Düsseldorf. Porque esta pequeña ciudad a orillas del Rin, ha cambiado mi vida.
Mis planes, mis perspectivas y a mí misma. Porque me ha hecho salir del limbo a
1000 por hora. Me ha catapultado a las alturas y me ha recordado algo que
parecía haber olvidado. Algo que, se diría, tiene mucho que ver con tener
agallas. Orgullo. Ambición. Me ha hecho creer. Me ha hecho crecer. Como hacía
tiempo que no crecía. Ha serenado mi espíritu y me ha abierto los ojos en mil
cuestiones que hasta que vine parecían suspendidas en el aire sin intención de
poner los pies en la tierra.
Por
que, sobre esta ciudad, nieve. Nieve como aquella mañana. Y cuaje. Y pueda enseñar
a quien yo me sé, bajo los copos, los preciosos mercadillos navideños, y
bebamos, helados, glühwein con ron o amaretto, o eispunsch con una montañita de
nata encima, sin atender a la más que certera probabilidad de terminar con un
dolor de cabeza de los que hacen historia. Y degustemos una raclettebaguette y
una käsefondue frente a una pista de patinaje sobre hielo, rodeados de luces y
casetas que parezcan sacadas de Hansel y Gretel.
Por seguir
aprendiendo a mirar bajo la superficie. Por que esta ciudad, de nuevo, no deje
de sorprenderme, con su fuente inagotable de posibilidades a pesar de su tamaño.
Por que los planes sigan viniendo a mí casi sin darme cuenta, y siempre haya un
nuevo restaurante que catar, un nuevo lugar que visitar o un nuevo rincón que
descubrir. Por que webs como Amazing Düsseldorf nunca lleguen a cansarme. Por
que la maravillosa librería Stern-Verlag Buchhaus siga siendo mágica y, quién
sabe, quizá por que algún día pueda pasar de la sección de idiomas. Por que NRWForum no sea el único museo que me proponga visitar, aunque la experiencia en
ese templo de la modernidad haya sido fascinante y aterradora por partes
iguales. Por que el hecho de haber tenido el privilegio de ver la obra del irremplazable
Helmut Newton al natural, las inquietantes fotografías de Guy Bourdin, y haber
descubierto las bellísimas estampas del salvaje oeste de Richard Prince, suplan
el alucine que provocan algunas obras- dicen- de arte.
Por
esta empresa en la que he tenido la suerte de caer, donde las personas
importan, los miércoles son días de gofres y en navidad los empleados forman
orquestas. Por esta joya de edificio en el que paso el 80% de mi tiempo y en el
que las personas parecen, aún me sorprende, ser felices.
Por
Alemania y su joie de vivre generalizada a pesar de que no haya país perfecto
(ni quizá, ojo, cuerpo que lo aguante). Por los alemanes y su manera de ver el mundo
que aún me choca y a la que, seguramente, nunca llegue a acostumbrarme del todo. Por
su educación y su civismo. Por lo perrunos que han resultado ser, para mi sorpresa. Por los permisos de maternidad de más de 1 año
totalmente garantizados y que, aunque no me toquen a mí, me hacen conservar la
esperanza en esta utopía maravillosa que llamamos Unión Europea.
Por
todos esos lugares lejanos que hay en el vasto mundo y que aún no he visto.
Por seguir descubriendo traducciones de ciudades que hacen que una visita a la
histórica Aagen se transforme en un viaje al mágico Aquisgrán.
Por
que a las alemanas les sigan alucinando mis zapatos, sin perjuicio de lo cual,
por Dios y por la Virgen, por que encuentre en estas tierras una zapatería en
condiciones a lo largo del año 2014.
Por
vosotras. Las que estáis allí o allá. Por los grupos de whatsapp que a veces
parecen las Naciones Unidas, formados por residentes en los 4 puntos cardinales. Por seguir contando los días
hasta nuestro próximo encuentro. Por
querer arreglar el mundo en 2 horas. O al menos nuestros corazones. Por seguir
llegando a los churros (madrileños por favor) para desesperación de nuestras
parejas. Por seguir llorando juntas de emoción. Por que sigamos toda la vida siendo
tan increíblemente distintas y a la vez tan parecidas. Por volvernos locas para
siempre al son de Loquillo. Por que no me olvidéis aunque esté lejos, pues yo
os tengo muy presentes. Por que nuestra amistad sea para siempre.
Por el
futuro. Por todos los que sois como yo. Por los que os habéis marchado, los que
pensáis en hacerlo y los que no encontráis vuestro camino. Por la generación que
iba para ganadora y se quedó en perdida. Por la esperanza olvidada de un país
que aunque extraordinario, parece empeñado
en quedarse en mediocre. Por lo que lo añoro. Por que sobrevivamos. Por que luchemos. Por que no nos
rindamos. Por que la mala hostia española
al final sirva para algo más que para hablar mal del vecino.
Por
que el personal se dedique más a leer a los clásicos y menos a hacer el bobo.
Por el
amor. Porque hemos superado el primer trago, trance, ciclo o como lo llamemos. Porque
es posible. Porque lo hemos hecho. Tú y yo. Por que vuelva pronto el olor a
café para dos, por la mañana. Y los "Me voy corriendo, que es más tarde
que nunca". Y los domingos perezosos. Y los pequeños ladridos a nuestros pies.
Y las copas de vino de pie en la cocina, después de esos días malos. Por las
cenas a las 23:10 y los desayunos en la cama. Por que nos sigamos riendo de
todo.
Y por
el temblor de piernas. Porque sólo tú sabes lo que significa. Después de tanto
tiempo. Por que me esperes. Por que no te vayas.
Por la
familia. Porque es lo más importante. Y porque te venga de fábrica o la hayas
encontrado por el camino, es algo que está y siempre estará ahí. Porque va
mucho más allá de los lazos de sangre. Porque es uno de los grandes pilares. Y
porque todos necesitamos una.
Por
que lo importante prevalezca. Por que tenga la inteligencia suficiente para
verlo.
Por
que no me falle el pulso, la retórica, el ingenio o la imaginación. Por que no
me venza la pereza, y me haga emprender la retirada de este pequeño y tierno
proyecto cuasi literario. Por que llegue hasta el final.
Por
que todos nos aprendamos de una vez la diferencia entre "porque", "por qué" y "por
que".
Por la
declaración de amor repentina y constante en la que, sin pretenderlo, se ha
terminado convirtiendo este blog.
Porque
es casi navidad. Y en navidad hay que decir la verdad. Hay que querer a los
nuestros. Hay que decirlo.
Porque
cuando encuentras algo bueno debes cuidarlo. Debes dejarlo crecer.
Por
todas esas tradiciones que todos tenemos en estas fechas. Grandes o pequeñas.
Multitudinarias o discretas. Ruidosas o calmadas. Las nuestras. Por
disfrutarlas un año más.
Por ti,
lector desconocido, seas quién seas, y sean cuales sean las razones que te
llevan a leerme. Por que mis estratagemas lingüísticas sean capaces de mantener
tu interés 12 meses más.
Porque
este año se acaba, señores, de modo que por el 2014 también. Por que sea tan
extraordinario como el 2013 ha resultado para mí.
Por
que lo venidero venga con buena letra. Por que cumpla todas nuestras
expectativas.
Por
que se me permita dejar constancia de ello.
Por
que los sueños se cumplan.
Prost!