viernes, 11 de octubre de 2013

El amor y otros vicios.


Un tema controvertido amigos.
Personalmente adoro las historias de amor. De todo tipo, ojo. Porque resulta fascinante lo que el ser humano es capaz de hacer por amor.
Por amor siempre se hacen grandes locuras (Según Disney, ¿No?).
Por amor, confesad canallas, nos volvemos locos. Todos.
Por amor luchamos. Por amor lloramos y reímos. Y erramos, y perdonamos, y pedimos perdón. O no. A veces por amor nos vamos. A veces nos quedamos. A veces peleamos, mentimos y a veces hasta nos escondemos. Sufrimos. Sonreímos. Nos sacrificamos. Nos engañamos. Nos comprometemos. Nos torturamos. Y cambiamos. 
Por amor vivimos. Por amor morimos. Y por amor, en fin, amamos.
Todo el mundo sabe que una nueva vida en un país extranjero trae consecuencias en lo que se refiere al amor. A veces porque lo dejaste atrás. A veces porque de repente lo encuentras. A veces porque crees encontrarlo y ¡Zas! En toda la boca. A veces porque lo pierdes. 
Y a veces, sólo a veces, porque es estar lejos la última de las 1.000 pruebas que necesitabas para poder decir alto y claro: "Es él". 
Eh. O ella.
A mí me gusta ver amor a mi alrededor. Como he dicho, de todo tipo. Me gusta abrir bien los ojos y las orejas e intentar entender cómo las personas afrontan el amor en sus vidas. Un amor tortuoso. Un amor ausente. Un amor fugaz. Un amor imposible. Un amor de un instante, de una noche o de una década. O un amor no correspondido. Soy una romántica empedernida, eso no hace falta decirlo. En plan tuberculoso, no en plan peli americana. Más de Shakespeare que de Ana Rosa Quintana. Y más de Flaubert que de Jennifer Aniston ( Que me cae fenomenal, ojo). 
Pero en el mundo, hay muchos tipos de amor y no sólo el romántico.
Amor es salir corriendo (echando leches incluso) cuando sabes que a quien quieres le ha ocurrido algo, y te necesita. Incluso aunque parezca no necesitarte. Hasta el fin del mundo. Y más allá. Por un familiar. Un amigo. Una mascota incluso. Amor es también guardar un secreto. O contarlo. Uno de esos inconfesables, que de repente alguien te suelta o sueltas cuando menos te lo esperas y casi sin ninguna explicación. Amor es defender a capa y espada el honor de la persona a la que quieres. Y cuanto más se empeñe el mundo en intentar mancillarlo, con más ahinco presentar batalla. Amor es querer matar a quien le haga daño a ese alguien. Amor es tener una paciencia infinita, aunque ese alguien no lo vea. Amor es dar espacio. O no darlo. Es comprender lo incompresible. 
Es razonar con el alma y pensar con las entrañas.
Porque "Amor no muda con sus horas y semanas, sino hasta el borde del abismo aguanta y puja".
Y amor es lo que se percibe en el video de moda en la red. Sorpresa se llama, y trata del reencuentro entre una hija expatriada por razones más que evidentes y su madre.
Quizá mi situación personal influye. Quizá me siento especialmente sensible estos días. Quizá es porque es amor en estado puro. Pero la verdad es que la lágrima asoma casi en el minuto 1. Os lo recomiendo.
Como también tengo recomendaciones de otro tipo que bien merecen un “I love it”. Porque algo sorprendente de Düsseldorf es el hecho de que a pesar de tratarse de una ciudad más o menos pequeña, jamás faltan las opciones nuevas en todos los ámbitos ociosos. Y para una plan-adicta como yo, eso es algo realmente atractivo. Allá van. Vividores...
- El Pescador hace honor a su nombre y hoy he podido comprobar que en Düs es efectivamente posible encontrar pescado fresco y con una pinta que se me hace la boca agua. Bien es cierto que por 22 pavitos como 22 soles, no tengo muy claro qué tipo de pieza he adquirido, pero puedo asegurar que en esta tarde oscura y lluviosa haré maravillas en mi prístino horno.
- Repetir sitio en la misma semana en la que lo has descubierto es siempre una muy, pero que muy buena señal. Ha sido el caso de Le local, un lugar que comentaba en el último post, un bistrot afrancesado de esos que gustan tanto por estas tierras. La botella de Sauvignon blanc de su extensa y nutrida carta de vinos de las 3 tonalidades promete ser un básico este otoño-invierno. Y amigos, qué música.
- Este fin de semana se organiza entre varios restaurantes de mi selección una jornada llamada " Genuss ohne Strom". Se trata de una velada sin luz eléctrica y con algo que al hilo de lo que hablábamos al principio de este post, es el símbolo mismo del romanticismo. Velas. Miles de velas que harán las delicias de los enamorados o de los amantes. Cuanto más ocultos mejor. Participan en esta iniciativa entre otros Le Local, The Bronx Bar (recuerdo la hamburguesa con trufa como si hubiera sido ayer... Sospecho que mañana allá que me plantaré), Frida, un lugar de "tapeo" y copitas del que empiezo a oir  hablar en todas partes, y que curiosamente se encuentra justo en frente de mi querido Seifen Horst, y Weinlokal Galerie am Karlplatz, una vinacoteca en el centro que tengo ganas de descubrir desde hace semanas. Quizá este sea el fin de semana afortunado.
Por lo demás, queridos, las enseñanzas en lo que se refiere a Project Management recibidas esta semana han sido fascinantes, inesperadas y, creo, más que útiles. Han sido unos días agotadores pero han merecido la pena y no puedo esperar a la próxima sesión. 
La semana termina y aquí estoy. Frente a la ventana helada. 15 grados. En el jardín diluvia y da gusto estar cobijada en el interior. 
Suena "Smile", un descubrimiento por obra y gracia de uno de los blogs que me vician últimamente. Recuerdo cuando sólo amaba los egoblogs. No sé en qué momento el living style de los bon vivants empezó a interesarme más. ¿Madurez o el colmo del snobismo? Vete a saber.

El aroma de "Mimosa" de Diptyque impregna el salón y la noche empieza a caer sobre Düs. 
Es el momento de abandonaros lectores. Dejaros proseguir con vuestros viernes, vuestras vidas y vuestros amores. 
Y seguir yo con lo mío. Porque tengo un horno que encender. Un vino que enfriar.
Y un chico al que esperar.
Desde Düs, con amor.



2 comentarios:

  1. Creo que más de una vez he estado a pocos pasos de morirme de amor. Soy muy de eso. Ay.

    Suspiros.
    De amor, siempre de amor.

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