jueves, 1 de agosto de 2013

Me gusta.

Me gusta el tinte que está tomando este blog. Me gusta que llegue el día en que toca rememorar los últimos acontecimientos de la semana. Me gusta saber que hay gente en Rusia (¿Ein?) que me lee (Por favor, seáis quién seáis…Manifestaos). Y gente en España, y en Alemania, e incluso alguna que otra madre en Italia. (Gracias de nuevo, Google Translator) Me gusta recibir noticias de personas de las que hace mucho que no sabía nada, que se sienten identificadas o que simplemente les hace gracia leer qué hay de nuevo por aquí. Me gusta enviar el nuevo post en primicia absoluta a las dos personas más importantes de mi vida. Y que haya amigas que, justo al minuto de publicar, ya me digan cuanto les gusta leerme. Y que familias a las que echo de menos casi tanto como si fueran la mía propia, esperen ansiosas la verborrea descontrolada de la andaluza de turno que un buen día conoció al príncipe de la casa. Me gusta saber que cuando pasen 18, perdón, 17 meses (¿Ya?), y eche la vista atrás, pase lo que pase, tendré este recordatorio de mi puño y letra, testigo (suave, liviano y ciertamente censurado) de cuanto viví y sentí aquí.
 
Y me gusta mucho, mucho, pero muchísimo, tener cada semanita cosas nuevas que contar. ¡Así que al lío!
 
El lunes por la tarde viví una de las experiencias más graciosas de los últimos tiempos. ¿Su nombre? Zumba. ¿Dónde? Fit in. Gimnasio a 5 minutos escasos de casa. En el último post creo que quedó más que patente la necesidad urgente de latineo en mi vida. No porque yo sea precisamente la imagen personificada de lo que uno entendería por una chica latina, sino por el mero hecho de sentir la cálida cercanía de algo parecido a mi cultura.
 
Bien, pues ese glorioso momento llegó de la mano de una alemana rubia platino de dos metros, con dos moñitos en la cabeza, meneando el cuerpo como si le fuera la vida en ello, al son de Daddy Yankee y Juan Magan, a 31 grados sin aire acondicionado (porque no sé si he llegado a comentarlo, pero dicha tecnología no está muy de moda en Alemania).
 
Simplemente brutal. He descubierto mi nueva vocación en la vida. Bailar Zumba. Y eso será a lo que me dedicaré durante el largo, largo, largo invierno en Düs. Queda dicho.
 
De hecho no sé si fue dicha experiencia, o bien los chocolates que vinieron a traerme algunos de mis compañeros al despacho  (abrazo de oso incluido), o bien que cuando llegué a casa de la oficina mi nuevo amigo Gato me esperaba una vez más, expectante, en la puerta (Porque últimamente Gato y yo compartimos ciertos momentos… Relativos por ejemplo a patatas fritas de bolsa, sentados ambos en mi escalera. O a mañanas de "miau, ábreme la puerta". Cinematográfico, ¿eh?), o bien que por primera vez desde que llegué a Düs me puse manos a la obra en la cocina, pero esta vez en serio, y en cuestión de una hora me marqué un sucedáneo de pollo en pepitoria para chuparse los dedos. Quizá fue un poco todo. Pero lo cierto es que por fin, 30 días después de llegar a esta tierra, dormí de un tirón toda la santa noche. Y esa queridos, es una muy pero que muy buena señal.
Como también es una magnífica señal que haya decidido empezar a indagar en la web de Vogue Deutschland, síntoma, sin duda, de regreso a la normalidad, a la estabilidad mental, y por Dios y por la Virgen… A las inquietudes estilísticas. Ya era hora. Porque esta humedad podrá hacer estragos en mis dorados y endemoniados cabellos. Pero no podrá con un corazón enamorado de la moda. Amor del bueno, del de para toda la vida. Así que mi primer capricho con ese flamante sueldo que comentaba hace bien poco ha sido este: Suscripción a Vogue Deutschland durante un año (¡Que me regalaban 40 euros en Amazon, mamá! ¡Libritos! ¡Qué Bien!)
Alemán y moda por partes iguales. ¿Quién da más? Os diré por cierto que la Vogue Fashion Night Out en Düsseldorf (Concretamente ubicada en Kö, recordemos, Königsalle, la zona elegante) es el 6 de Septiembre y que, maldita sea mi suerte, me la voy a perder. ¿Por qué? Oh nada importante… Por que estaré tostándome, o más bien achicharrándome ¡Al sol español!!!!¡Vuelta y vuelta!¡Tú me das cremita, yo te doy cremita! ¡Chiringüito! ¡Gambita a la plancha mi alma! Así es. Las vacaciones han sido establecidas. Billete comprado. De ida una vez más… Ya veremos si vuelvo. (Broma mamá. Broma)
En la empresa las cosas andan calmadas. Quizá ha sido una buena idea empezar justamente en el estío, cuando la actividad no es precisamente agotadora. Así hemos tenido tiempo de acostumbrarnos a todo, desde el "Guten tag" hasta los horarios de las comidas. Desde el Outlook en alemán (quién haya decidido conservarlo como la menda, valiente) hasta la estructura interna de poderes y responsabilidades. Y desde los nuevos compañeros, hasta la máquina de café, pasando por la mesa de ping pong de la planta 19 y el futbolín de la… ¿Dónde demonios estaba? Nunca lo recordaremos.
Precisamente de nuestras impresiones sobre este primer mes, y de cómo se ha desarrollado el proceso de adaptación, es de lo que hablaremos hoy durante la comida con la coordinadora de nuestro muy amado programa. Únicamente me pregunto si conseguiremos mordernos la lengua en lo relativo al problemilla con internet…O si soltaremos sapos y culebras, cuando no demonios, por nuestras dulces boquitas.
Además, como cada jueves, los planes del fin de semana se van vislumbrando. De acuerdo, lo confieso. Llevamos dándoles vueltas desde el martes. El caso es, que parece que el sol vuelve a instalarse entre nosotros, (O quizá no...Aquí nunca se sabe) y que eso sólo significa una cosa. B.I.K.I.N.I. Hartitos estamos del traje de chaqueta, y este sábado, caiga quién caiga, nos damos un baño de sol en un lago, o en una piscina o en el mismo río si hace falta. Indagando en estos menesteres, hemos descubierto también un par de Beach Clubs (Me pregunto si los alemanes captan la ironía…) con arena y sombrillas y camas balinesas y cócteles helados que, a priori, deberían trasladarnos a sueños, como mínimo, caribeños. Aún está por decidir, pero este fin de semana, además de hacer una segunda tentativa de brunch, que esperemos salga mejor que el domingo pasado (Catastrophic situation), vamos a la playa, calienta el sol. (Oh oh oh)
Me gusta Düs. Y cada vez me gusta más. Y más. Y más.

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