Me gusta el tinte que está tomando este blog.
Me gusta que llegue el día en que toca rememorar los últimos acontecimientos de
la semana. Me gusta saber que hay gente en Rusia (¿Ein?) que me lee (Por favor,
seáis quién seáis…Manifestaos). Y gente en España, y en Alemania, e incluso
alguna que otra madre en Italia. (Gracias de nuevo, Google Translator) Me gusta
recibir noticias de personas de las que hace mucho que no sabía nada, que se
sienten identificadas o que simplemente les hace gracia leer qué hay de nuevo
por aquí. Me gusta enviar el nuevo post en primicia absoluta a las dos personas
más importantes de mi vida. Y que haya amigas que, justo al minuto de publicar,
ya me digan cuanto les gusta leerme. Y que familias a las que echo de menos casi
tanto como si fueran la mía propia, esperen ansiosas la verborrea descontrolada
de la andaluza de turno que un buen día conoció al príncipe de la casa. Me
gusta saber que cuando pasen 18, perdón, 17 meses (¿Ya?), y eche la vista atrás,
pase lo que pase, tendré este recordatorio de mi puño y letra, testigo (suave,
liviano y ciertamente censurado) de cuanto viví y sentí aquí.
Y me gusta mucho, mucho, pero muchísimo, tener
cada semanita cosas nuevas que contar. ¡Así que al lío!
El lunes por la tarde viví una de las experiencias
más graciosas de los últimos tiempos. ¿Su nombre? Zumba. ¿Dónde? Fit in. Gimnasio
a 5 minutos escasos de casa. En el último post creo que quedó más que patente la
necesidad urgente de latineo en mi vida. No porque yo sea precisamente la
imagen personificada de lo que uno entendería por una chica latina, sino por el
mero hecho de sentir la cálida cercanía de algo parecido a mi cultura.
Bien, pues ese glorioso momento llegó de la
mano de una alemana rubia platino de dos metros, con dos moñitos en la cabeza, meneando
el cuerpo como si le fuera la vida en ello, al son de Daddy Yankee y Juan Magan,
a 31 grados sin aire acondicionado (porque no sé si he llegado a comentarlo,
pero dicha tecnología no está muy de moda en Alemania).
Simplemente brutal. He descubierto mi nueva
vocación en la vida. Bailar Zumba. Y eso será a lo que me dedicaré durante el
largo, largo, largo invierno en Düs. Queda dicho.
De hecho no sé si fue dicha experiencia, o bien
los chocolates que vinieron a traerme algunos de mis compañeros al despacho (abrazo de oso incluido), o bien que cuando
llegué a casa de la oficina mi nuevo amigo Gato me esperaba una vez más,
expectante, en la puerta (Porque últimamente Gato y yo compartimos ciertos
momentos… Relativos por ejemplo a patatas fritas de bolsa, sentados ambos en mi
escalera. O a mañanas de "miau, ábreme la puerta". Cinematográfico, ¿eh?), o bien que por primera vez desde que llegué a
Düs me puse manos a la obra en la cocina, pero esta vez en serio, y en cuestión
de una hora me marqué un sucedáneo de pollo en pepitoria para chuparse los
dedos. Quizá fue un poco todo. Pero lo cierto es que por fin, 30 días después
de llegar a esta tierra, dormí de un tirón toda la santa noche. Y esa queridos,
es una muy pero que muy buena señal.
Como también es una magnífica señal que haya
decidido empezar a indagar en la web de Vogue Deutschland, síntoma, sin duda,
de regreso a la normalidad, a la estabilidad mental, y por Dios y por la
Virgen… A las inquietudes estilísticas. Ya era hora. Porque esta humedad podrá
hacer estragos en mis dorados y endemoniados cabellos. Pero no podrá con un
corazón enamorado de la moda. Amor del bueno, del de para toda la vida. Así que
mi primer capricho con ese flamante sueldo que comentaba hace bien poco ha sido
este: Suscripción a Vogue Deutschland durante un año (¡Que me regalaban 40 euros
en Amazon, mamá! ¡Libritos! ¡Qué Bien!)
Alemán y moda por partes iguales. ¿Quién da más? Os diré por cierto que la Vogue Fashion Night
Out en Düsseldorf (Concretamente ubicada en Kö, recordemos, Königsalle, la
zona elegante) es el 6 de Septiembre y que, maldita sea mi suerte, me la voy a
perder. ¿Por qué? Oh nada importante… Por que estaré tostándome, o más bien
achicharrándome ¡Al sol español!!!!¡Vuelta y vuelta!¡Tú me das cremita, yo te doy
cremita! ¡Chiringüito! ¡Gambita
a la plancha mi alma! Así es. Las vacaciones han sido establecidas. Billete comprado.
De ida una vez más… Ya veremos si vuelvo. (Broma mamá. Broma)
En la empresa las cosas andan calmadas. Quizá
ha sido una buena idea empezar justamente en el estío, cuando la actividad no
es precisamente agotadora. Así hemos tenido tiempo de acostumbrarnos a todo,
desde el "Guten tag" hasta los horarios de las comidas. Desde el Outlook en
alemán (quién haya decidido conservarlo como la menda, valiente) hasta la estructura interna de
poderes y responsabilidades. Y desde los nuevos compañeros, hasta la máquina de
café, pasando por la mesa de ping pong de la planta 19 y el futbolín de la…
¿Dónde demonios estaba? Nunca lo recordaremos.
Precisamente de nuestras impresiones sobre este
primer mes, y de cómo se ha desarrollado el proceso de adaptación, es de lo
que hablaremos hoy durante la comida con la coordinadora de nuestro muy amado
programa. Únicamente me pregunto si conseguiremos mordernos la lengua en lo relativo
al problemilla con internet…O si soltaremos sapos y culebras, cuando no
demonios, por nuestras dulces boquitas.
Además, como cada jueves, los planes del fin de
semana se van vislumbrando. De acuerdo, lo confieso. Llevamos dándoles vueltas
desde el martes. El caso es, que parece que el sol vuelve a instalarse entre
nosotros, (O quizá no...Aquí nunca se sabe) y que eso sólo significa una cosa. B.I.K.I.N.I. Hartitos estamos del
traje de chaqueta, y este sábado, caiga quién caiga, nos damos un baño de sol
en un lago, o en una piscina o en el mismo río si hace falta. Indagando en
estos menesteres, hemos descubierto también un par de Beach Clubs (Me pregunto
si los alemanes captan la ironía…) con arena y sombrillas y camas balinesas y
cócteles helados que, a priori, deberían trasladarnos a sueños, como mínimo,
caribeños. Aún está por decidir, pero este fin de semana, además de hacer una segunda tentativa de brunch, que esperemos salga mejor que el domingo pasado (Catastrophic situation), vamos a la playa,
calienta el sol. (Oh oh oh)
Me gusta Düs. Y cada vez me gusta más. Y más. Y
más.
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